La gran putada es que para conducir tantas horas tengo que haber hecho las paces con mi alma.
Tengo que calmar mi conciencia e intentar dormir antes bien... Luego son 21 horas de asfalto, las primeras 10 de noche.
Me asfixia un poco a veces este solipsismo. Este diálogo extraño o este monólogo.
Me harta el autocorrector y que la RAE ponga el culo...
A veces me gustaría coger a alguien y gritarle 4 cosas a la cara.
Acúmulo rabia, acumulo frustración, y a veces al aproximarme a la consecución de una meta por la que he luchado mucho, me entra una especie de vértigo.
Acuso una importante falta de léxico y a veces acarreo una incómoda falta de sentido. Me pregunto a veces que coño hago aquí.
Me he dado cuenta de que no hay psicoanálisis que disimule algunas batallas que se excitan para salir de mi pecho y me dan punzadas.
He descubierto que me encuentro más cómodo arropado en la sinceridad. Y la sinceridad últimamente se ha tomado la total y sana libertad de mandar a tomar por culo... En general