A veces el empuje libidinal es tan puro y tan desmesurado que por su propio exceso resulta sórdido y queda inútilmente anihilado.
La perversión puede desatarse siempre y cuando quien la aplica, ya haya pactado que sobre si mismo no se va a ver vertida la propia perversión que resulta aplicada.
Viene a ser algo así como dedicarse a ladrón porque los policías no hacen caso a quien quiere opositar para entrar en el cuerpo de policía.
Se pueden admitir muchas ocasiones condiciones muy duras para el ingreso; pero la indiferencia revienta a todo hombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario