Tengo por mala? costumbre a veces, hacer una especie de collages de melancolia. Otras veces separo la basura y la echo al reciclado y me invade una paz insolente, más apetecible que una prisión aterciopelada.
En el piso de Ronda Norte, descubrimos los que veniamos de pueblo qué era la ciudad. Para mi era la curiosidad de mirar por la ventana de aquel septimo piso a las ventanas del bloque de delante y preguntarme qué haría aquella gente.
Era una especie de novela impresionante, una especie de proyección in vivo de la esencia de la vida dividida en varios cortos.
Recuerdo que una conclusión llegó a mi y que aún no me ha abandonado; y es que una persona descolore su humanidad cuando deja de sentir interes por mirar por la ventana de su piso y dejar que lo que vé lo transporte a traves de conclusiones inconclusas e indeterminadas (pero de una certeza apabullante)
No hay comentarios:
Publicar un comentario