De vuelta a la vida normal, hay que hacer las paces con el sueño.
La inercia es una relación delicada que debe articularse con el fin de sobrevivir.
Hacer un trato con el sueño para alejar el peligro. Y en la vuelta a la cotidianeidad siempre queda un cierto recelo (y una marca que en teoría desaparecerá paulatinamente en los ritmos circadianos).
PD: a veces cuando una mujer dice que no vale bastante, realmente de refiere que no vale bastante el sujeto en quien se refleja para ver si de hecho vale o no.
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