he quedado con mis ganas de estudiar a las 4 de la tarde del 11 de julio
en la merced. llegan tarde; mientras tanto me pongo a escribir (o a
escupir).
Esta mañana de sabado he salido a la biblio a estudiar pero
estaba cerrada; da igual. Iba a estudiar en la biblio y he estudiado;
al lado de la biblio, a la sombra del pabellon principe de Asturias; se
estaba bien.
Llegue ayer de madrid tras 7 horas de autobus. Fue un
viaje extraño. Cuando monté en la linea 6, simplemente todo cambio de
repente. Las puertas del metro se cerraron; veia a los viajeros. Todos
los viajeros del metro son huerfanos; ninguno tiene padres (incluso los
que viajan con ellos). A nadie le importa como vistan ni como sean; es
una sensacion extraña. Nadie conoce a nadie y es muy poco probable que
los vuelvan a ver. Las persona sno cruzan las miradas excepto cuando
pasa alguien vendiendo galletas. Me da un poco de vertigo y a la vez de
tranquilidad. Es una realidad que (no puedo decir que me guste ni me
disguste) pero que "me toca"; no me deja indiferente.
El metro se
mueve, ahullando por los pasillos oscuros como una fiera, mecanicamente.
Suenan cuchillos metalicos que me cortan por dentro pero sin hacerme
daño; no sabia que esto podia pasar. Es una extraña reconciliacion con
una parte recondita de mi mismo. Todo, en ese momento está claro y
resulta evidente.
Las paradas se sucedian por megafonia pero yo
estaba absorto en dicho estado sensorial. Se sucedian tramos de
oscuridad; ecos extraños, ruidos; y las personas seguian igual. Era una
atmosfera extraña e inquietante. Cualquier eprsona podia ser jefe de
alguien o podia tener oscuros trapos sucios; haber terminado de follar,
haber roto con su ex; haber ido a devolverle sus cosas; estar pensando
en suicidarse, estar yendo al trabajo... no importaba y nadie importaba.
Paradojicamente, me senti estupendamente bien al no significar nada
para nadie; me daba eso si, un poco de vertigo el saber que era
imposible que volviera a ver a esa señora que leia, a esa chavala que
escuchaba musica o a ese tio que clavaba su mirada en algunos poemas que
ponen en las paredes del metro. Era todo jodidamente extraño; nunca me
he sentido igual.
La mañana siguiente amaneci en casa de un
conocido; se iba a trabajar a eso de las 8. Mi bus salia a las 12. Cerro
la puerta y me quede solo en casa, en un 5º piso cerca de pavones;
entre pavones y artilleros.
Que sensacion tan extraña... no ser nada
para nadie ni viceversa; poder ser uno mas para cualquiera, me daba
vertigo y a la vez me relajaba. Podias salir una noche, liarte con una
chica y no volverla a ver nunca. Las cosas eran infinitamente
perecederas, lo que hacia que casi no existiera tiempo para pdiar a
alguien, pero tampoco para amarlo. Si soltabas algo, era imposible
volver a recuperarlo; pero tambien era mas sencillo coger cualquier otra
cosa similar (o al menos esa era la impresion que me dio). Usar y
tirar... tantas vidas, y la mia no era mejor ni peor; era una mas. No
tenia nada que envidiar; todo el mundo podia morir, matar, comer, ser
comido, amar y ser odiado; pero daba igual... porque 5 minutos mas tarde
se volvia a empezar de cero.
Decidi quedarme tumbado en aquel sofa
de aquel piso de madrid, con la ventana abierta; corria una ligera brisa
de aire y la base de metal cilindrico de las cortinas golpeaba
disimuladamente el marco de dicha ventana de vez en cuando.
Atmosferas desconocidas para mi.
Se
escuchaba en la lejania algun taladro; un gorrion se perdia volando en
la inmensidad del espacio aereo de los edificios; ese era el esporotu
madrileño. Pense que seria lugar para palomas o milanos; pero un
minusculo gorrion, volaba de pleno derecho por aquel inmenso espacio
¿porque no?. Creo que es lo que define madrid; el "¿y porque no?". Nadie
te mira raro... todo el mundo es raro de por si... y a la vez todo es
tan normal...
Seguia en el sofá imprimandome de Madrid. aunque se
cambiara cada atomo de aire por atomos del aire de murcia; cada mueble,
cada edificio; seguiria siendo todo aquello diferente. Yo, volvia a ser
una sombra anonima e inexistente en aquella mañana madrileña. Ninguno de
sus habitantes se figuraba que yo, un chaval de un pequeño pueblo de un
torrido rincon del sureste; estaba intimando con el lugar en que ellos
hacian su dia a dia. No habia ruidos; salvo muy lejanos; resultaba muy
xtraño dado que era una gran ciudad. El aire era algo fresco.
Mi
llegada a madrid y mi partida no me resultaron del todo satisfactorias.
No escuche musica; y sobre todo, no pude mirar la noche a traves de las
ventanas del autobus (cosa que me encantaba hacer).
Comi un sandwich
en un restaurante ecuatoriano; tome una cerveza. Antes, habia pedido
permiso para usar el baño "claro, al fondo a la izquierda". dicha
amabilidad en madrid era inusual y al salir, con la mochila la maleta y
la boina, pregunte "¿cierran a mediodia?". -"no, estamos hasta las 9".
Llegue
al portal. por un lado queria que se terminara la calle que transitaba y
que el portal no apareciera nunca. por otro lado tenia ganas de
constatar que se encontraba donde la ultima vez que lo perdi de vista.
Accedi al edificio. ante mis nervios, resolvi no pensar; timbrar, y que pasara lo que tuviera que pasar.
Paso lo peor que podria pasar: no paso nada.
Es una forma extraña de pagar el precio; una forma poso usual. Pero el precio está pagado; "es muy raro todo".
Despues de tres horas de espera, entregue lo que tenia que entregar. No estabas, pero te lo entregué.
"que esperas... despues de tanto tiempo, crees que va a seguir sola"
"tenia que decirtelo".
Querido
mundo; sabes... las personas que no me conocen creen que cuando me
alejo es para siempre. No queria molestar ni llegar de frente, asi que
retrocedi; di la vuelta al mundo y te susurre un beso en la nuca.
En
mi vida no hay "tenia/s". Quizas tendre que pulir algo; pero lo hare a
mi manera. La vida es un regalo; un regalo maravilloso, y nadie me va a
decir que no me salga de linea cuando pinte las fichas con mi sangre.
Desde alta mar no veo nada mas que agua; los
ciegos modernos no lo veran; diran que no tengo nada... pobrecillos;
tengo un rumbo. Vosotros solo una sucesion de destinos; [no me odieis
por ello; vuestro odio es vuestro y de nadie mas. Apañaroslas...].
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