jueves, 6 de junio de 2024

Mi primera mujer (contenido reservado)

Tuve a mi primera mujer calculo que con unos 3 años.

Fue en la guardería de los Rosales. Un barrio que en aquel entonces (de un modo representativo localmente de lo que fue ocurriendo en este país) gozaba de aún ciertos servicios sociales que fueron corrompiéndose. Pero donde en aquella época aún se podía vivir en cierta armonía, disfrutando de excursiones en autobús periódicas y un trato exquisito a esos jovencitos que (habiendo resuelto de un modo dispar su capacidad de control de esfínteres) trabajamos y cotizamos para de alguna manera devolver el favor.
Se desdibujan los detalles en mi memoria pero en aquella época, hace ya más de 30 años... recuerdo que había una sala relativamente grande con un columpio central hecho de una capaza de obra. Y que (no se si en la misma sala mencionada) existía un baúl con diferente indumentaria con la cual practicar el juego simbólico.

Tiempo después la influencia social ha frustrado parcialmente mis sueños y desdibujado un importante grado de ingenio audacia y astucia, pero lo cierto es que en aquellos entonces, yo era una personita muy precoz. Y mientras el resto de mis pares se preocupaban por encontrar el adaptador adecuado para el váter en el cual pretendían hacer caca o comparar el tamaño textura y consistencia del moco el cual habían no sin un nada despreciable esfuerzo extraído... yo tenía claro que lo que tenía que hacer era aprovechar el tiempo y casarme cuanto antes... que seguramente las cosas se podrían complicar en un futuro.
Dicha preocupación la compartía con otra niña adelantada en aquellos momentos que se llamaba Beatriz. Tenía un bonito pelo rubio, unas mejillas sonrojadas y una sonrisa y mirada increíbles. 
Lo tuvimos los dos claro, fue como una revelación infantil. 
Rebuscamos entre los trapos del baúl aquellos que nos servirían a tal efecto y recuerdo que ella dio con un (para aquel entonces) precioso vestido de boda. No habían más, aquel era el único y yo no recuerdo cual fue mi atavío seleccionado. Pero ambos conjuntos emergieron de entre los demás como si hubiéramos encontrado lo que era verdaderamente importante.

En aquel entonces no se habían inventado esas imbecilidades de las noches de boda o las despedidas de soltero/a (gracias a Dios... y más para el contexto que nos ocupa) o eso de la firma de testigos y comparecencias en ayuntamientos.... y doy gracias de la decisión que tomamos! La tomamos cuando pudimos librarnos de esas estresantes y falsas vorágines que perpetraban ajenos a nuestra incipiente conciencia del mundo, los adultos...

- '¿Quieres ser mi novia?'
- Si
-'¿Y tu quieres ser mi novio?'

- 'Claro'

Y salimos al pasillo del aula como dos recién casados de unos tres años de edad (que teníamos ni que decir un excelente control de esfínteres) libres de hacer lo que nos dio la gana.

Tiempo después yo reinterpretaría esa mirada de asombro de alguno de los cuidadores, o la lagrima que recorrió la mejilla de alguna de las cuidadoras.

Mucho tiempo después (seguro más de 20 años después) nos encontramos un muy buen amigo mio y yo a Bea un día que salimos de fiesta. Ya tenía por lo que parecía un buen mozo por pareja y seguramente haya construido una nueva vida (lo cual tiene bastante sentido de hecho)

Yo solo puedo decir que a veces me siento como una criatura mitológica cuando la gente de mi edad que va de los 'veintitantos' a los 'treintaitantos con prisa' me habla del matrimonio.
Me siento como un anciano al que le alcalza un recuerdo gestado hace más de 30 años. -Y ¡pardiez!- exclamo mientras sonrío orgulloso -Un recuerdo auténtico y feliz-... dudo mucho que (salvando las distancias) pueda tener otra cosa que acaso se le parezca.
Si bien es verdad que eso de la madurez sexual tiene su punto...

Aunque siempre pensaré que conlleva más problemas que ventajas... al menos para lo que a mi respecta...

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