Recurrentemente vuelvo otra vez a aquella calle por la noche.
Nos esperaban sentado en un estrecho portal un hombre más estrecho y flaco aún.
Apoyaba casi como si para ello hubiese sido diseñado su lata de cerveza en un pivote.
Que mezcla más extraña de recuerdos.
Oclumancia, legeremancia...
Ironias del destino. A veces volver es una cloaca, otras veces una ruina griega.
A veces el pasado me sosiega otras veces tengo la imperiosa necesidad de tirarlo a la basura del reciclado. A matarlo sin culpa. A descansar...
No se resolver este sistema de dos ecuaciones.
1 Es salir corriendo; correr y ser libre, a lomos de cualquier cacharro con ruedas.
2 Es la soledad.
Me encantaría perderme en la libertad pero perderme puede implicar estar solo y no tengo ganas. Pero me cansa también este barullo hipocrita. No negaré que en buena parte es culpa mía.
Casi me peleo con uno en el coche. Nunca nadie tiene la culpa ni nadie lleva la razón. Joder... que sadismo más extraño el que llevo por dentro. A veces me come!.
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