sábado, 29 de septiembre de 2012

La complainte des filles de joie


Estoy en una habitacion de la casa que describi en el episodio anterior. Tiene una cama con un cabecero de madera de metro y medio con alguna ornamentacion pero no muy recargada y el colchon esta bastante alto; a unos 80 cm diria yo. queda a mi derecha; perpendicular a mi, y al costado de la cama y junto al cabecero, la puerta de entrada.
Frente a mi hay una libreria que llega hasta el techo y cubre la totalidad de la pared del fondo y parte de la que queda a mi izquierda hasta un ventanal desde el que veo la calle; unos 3 y 6 m calculo; y en dicha libreria hay un hueco generoso para albergar en la parte inferior una television.
en la pared de la derecha, a la izquierda de la puerta; un cuadro de la maja desnuda que podria taparse si lo quisiera con el marco, que resulta generoso.
en esta misma habitacion hablabamos ayer su dueño y yo, "mi tio" de un aspecto de su vida del que yo sospechaba, pero que nunca habia tenido ocasion de conocer; las mujeres.
Me conto efectivamente que casi todos los fines de semana regentaba locales de alterne; yo no es que este en contra de la prostitucion, segun en que condiciones. Pero debo decir que para mi es algo que resulta tan interesante como ajeno.

       Me hablaba de que habia tenido "suerte" la noche anterior; que habia estado con una chica de colombia de unos 20 años. Una morenita de pelo largo y rizado. Y no se...
Yo, me imaginaba recorriendo con mis dedos el pelo rizado y negro azabache de otra morena... lo cual acaricio de nuevo mis fantasmas mas temidos. Pero conocedor de ello,  segui con la atencion puesta en lo que me contaba.
       Por un lado, un engranaje de mi cerebro se desencajo del conjunto  y golpeo con estruendo mi craneo cuando me dijo que no consideraba que se estuviera aprovechando de nadie. Que con su dinero pagaba un servicio que permitia a estas chicas sacar a sus familias de america adelante; y que le parecia noble y valiente lo que ellas hacian.
       En un principio, me recordo un monton al discurso de Nicolas Cage en "El señor de la guerra". Qué mas dara pues, que su cuerpo lo compre mi tio; si se iban a prostituir igual, mejor con alguien que las trata como princesas y como "reinas moras" que como perros (que segun lo escuchado era bastante frecuente).
     Me reservo mi opinion porque no estoy en la misma situacion... pero desde luego es un tema con el que no me siento a gusto, por el hecho de que nunca se que es lo "correcto".
    
     

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